sábado, 28 de marzo de 2009

Trailer...

Estuvo dormido y ha despertado...

Dejó atrás muchas cosas, pero tomó consigo otras para empezar de nuevo. Muchos rostros que estuvieron muy presentes, ya no lo estarán mas, y otros nuevos harán su aparición...

A partir de la primera quincena de Abril, esperen el cominezo de la segunda temporada.

Después del aplaudido éxito del cierre de la primera temporada, éste blogger servirá de plataforma para publicar la segunda temporada de mi vida. Después de un descanso de dos meses, retomaré la escritura narrativa y surrealista para compartir con algunos (o con todos) las experiencias vividas...

Peeeeeeeeeroooooooooooooo, mientras eso ocurre, hagamos una recapitulación del último capítulo, dividido en 13 escenas...



Escena 1:


En los últimos días ha tenido que tomar decisiones importantes y han ocurrido una serie de cosas que lo tienen tenso. Cada uno de sus 183 centímetros de estatura y sus 76 kilos de peso se encuentran nerviosos, aunque trata de calmarse. Su piel canela toma ahora un tinte ictérico como presagio a la tempestad que se aproxima.

Bajo éstas circunstancias, Marco Ibarra llega al aeropuerto internacional de Monterrey. Fue llevado y despedido por su mamá, a quien tanto quiere y admira, y en compañía de Karla, su hermana; no hay mejor manera de empezar un viaje como éste. En tan importante momento de su vida, los de su sangre tenían que estar presentes, así como lo ha sido desde el inicio de su vida.
Es fácil transitar dentro de un aeropuerto organizado, bien señalado y muy iluminado, pero dentro de él crece el miedo de que el rumbo fijo que la luz le brinda en éste momento, se pierda en la oscuridad de los recuerdos.


La sala uno lucía tan llena como todas las anteriores ocasiones en las que él hizo sus cortos, pero siempre plenos viajes a la perla de occidente; sin embargo, ésta vez se sentía tan vacía, aún así, no hay motivo para dar marcha atrás. Asciende al avión con su mochila en la espalda y el cartel en mano. Aquel cartel fue el último diseño de su exnovio para él.

Había seleccionado estratégicamente el asiento 4C para que en el caso de que la ansiedad le ganara, tuviera la posibilidad de saltar del avión en cualquier momento; después de todo, Marco había enloquecido, o al menos ante los ojos de muchos.

El avión despega, no hay gloria en otro despegue exitoso más para Interjet. El avión viaja a una velocidad permitida y en la altura planeada, no hay gloria para el piloto que se dirige por enésima ocasión a la capital de Jalisco. El piloto anuncia su arribo a la ciudad de GDL, debería haber gloria para todos los pasajeros pues en las pantallas se proyecta su aterrizaje, pero para Marco mas bien hay vacuidad, después de todo, ¿qué sentido tiene aterrizar en una ciudad en donde si salta no habrá quien detenga su caída?
Escena 2:


El escenario es sombrío: un descenso del avión en un aeropuerto "internacional" de una gran urbe a través de unas escalinatas que llevan al medio de la pista no es alentador. Subirse a un bus que lo deja dentro de la terminal, es poco elegante. Llegar a recoger maletas en una sala medio alumbrada hacen sentir a cualquiera que puede errar su rumbo, aún más al regio quien empieza a sentir que quizá los demás tenían razón y jamás debió haberse aventurado a viajar a una ciudad que solo le traería dolor al recordar las cosas felices que fueron ahí y que ya no son, ni serán.
El joven Marco siente su maleta mas pesada que cuando salió de su departamento, quizá el destino había colocado mas peso en ella para que se diera cuenta lo mucho que tendría que batallar para lograr su objetivo, si es que lo lograba; y es fácil pensar en el fracaso cuando al acercarse a la sala de espera del aeropuerto en remodelación, de sus ojos comienzan a brotar lágrimas, de esas que queman la piel de las mejillas cuando escurren por el rostro. Se da la vuelta, pero no para regresar, solo para retirar ese exceso de humedad en su rostro, y luego continuar con su plan.

No hay un ser amado esperándole junto a ese kiosco de revistas, donde siempre el anfitrión que esperaba al regio viajero, era sorprendido por el que llegaba; a pesar de ello, en sus ojos no se vuelve a producir la misma reacción. Su amigo Mauricio lo espera afuera, no se necesita más que eso para llegar a tierras tapatías y continuar con lo acordado.

Marco se incomoda al descubrir otro simbolismo en su osado viaje: una persona a la que conoció el mismo día k a su ex, es quien ésta vez pasa por él al aeropuerto; todo está relacionado a lo mismo. Las cosas no pueden ser de otra manera, puesto que éste viaje fue diseñado para cerrar círculos, de modo que todas las señales deberán seguir apareciendo como hasta ahora para hacerlo sentir que se encuentra cerrando el círculo por completo.

Es difícil platicar con alguien como Mauricio en el camino de la terminal aérea al departamento en Providencia de Diana Garza Sandoval; no es por su culpa, sino del ambiente tan denso rodea todo esto. El buen Mau se esmera en llevar una buena plática y lo consigue a pesar de los abrumados ánimos de Marquito; entonces el frío k se sentía aún por debajo de la chamarra del regio se empieza a disipar, todo gracias a la buena fe y buenos comentarios del tapatío.

Llegar a la morada de Diana en medio de un bullicio de otras tapatías resulta algo extraño, pero reconfortante. Dentro se sentía la calidez de algunas paisanas de aquel gélido exnovio del regio, quien hacía unas semanas se había fugado a su supuesta natal Nueva York y que ahora había vuelto a Guadalajara a arreglar algunos asuntos pendientes, trayendo consigo de esos vientos invernales del norte. Entre tanta gente agradable se vuelve a iluminar el panorama.

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