sábado, 25 de abril de 2009

Capítulo TRES (El Mago de Oz 3)

SeGuNdA tEmPoRaDa
Escena TRES (El mago de Oz 3)
La bruja mala de Occidente, cuyo nombre ya no puede ser pronunciado, entró a revisar su correo pues esperaba recibir actualizaciones en hechizos y pócimas. Al ver que su hermana del sur no le había escrito se metió al Facebook para ver los chismes más calientitos de sus cuatachos Maléfica, Úrsula, y otros villanos. Se enteró prontamente que la Reyna de corazones agregó como amigo al gato risón, y que éste a su vez había agregado al sombrerero loco y éste último mandó a todos sus contactos invitación para asistir a su fiesta de no cumpleaños.

En otros asuntos, leyó que Blanca Nieves ya no estaba listeada como “single”, sino que estaba “in a relationship” con un príncipe y que había tagueado a sus 7 roomies enanos en las fotos de su sepultura de cristal.

Ella seguía muy entretenida viendo las noticias de sus contactos del face cuando de la nada aparece la notificación de que su hermana, la malvada bruja del sur, había perecido…

Enfureció garrafalmente, y no tanto por la pérdida de su pariente, sino porque ella siempre quiso tener esos zapatos rojos que llevaba su hermana, y que ahora los llevaba una campesina centroamericana.

Inmediatamente agarró su escoba y se lanzó a volar en busca de aquella infame criatura capitalina para despojarla de sus zapatillas Valentino, aún cuando tuviera que asesinarla en el intento.

Casi a 1000 Km al noreste de ahí, Richi, Marky y Karlonches seguían sacudiendo sus sensuales cuerpos por Boulevard Constitución al ritmo de los más recientes hitazos poperos.

Justo pasaban por una edificación grande y abandonada, cuando los interrumpe un extraño sonido y deciden parar. Se trataba del sonido metálico de un viejo pedazo de hojalata con forma de ser humano.

-¡Miren!, parece un hombre de verdad- gritó la leona cobarde. Y en eso, otro sonido metálico que procede de ese bulto se acompaña ahora de una voz. –¡Ayúdenme, estoy sin poderme mover. Usad el aceite en mi para poder echarme a andar!-.

Inmediatamente Karlonches se aplicó a aceitar al hombre de hojalata, quien por arte de magia, comenzó a mover una a una las articulaciones de su cuerpo. –Muchas gracias, maja- expresó con una gran sonrisa en su cara el hombre de hojalata. –Me llamo Marco Ibarra, escuché rumores de unos provincianos que vienen de muy lejos en busca del mago de Oz, supongo han de ser ustedes-

-Exacto. ¿Cómo es que te enteraste?- preguntó Dorothy.

-Ah, pues, ya ves como es éste ambiente, uno se entera de todo aunque no pueda moverse del mismo lugar… pregúntenle a Dan Alanís. Lo que si les puedo decir, es que el camino puede resultarles un poco mas complicado, quizá necesiten de otro acompañante más en su viaje. Yo también quisiera pedirle algo al dichoso mago… un CORAZÓN!!!. Como se habrán dado cuenta, mi pecho está vació, y nada anhelo más que tener corazón para poder sentir.-

Dicho esto, Dorothy, Toto y la leona cobarde se alegraron más, pues habría uno mas en la caravana a Ciudad Esmeralda, y lo que es más, habría mas voces para seguir bailoteando y cantando canciones por el camino.

Cuando estaban por reanudar su andar, de lo alto de la edificación que se encontraba junto a ellos, se escuchó una voz agria y seca:

-¿A dónde creen que van con esas zapatillas?. ¡Devúelvanmelas, son mías!-

-Te equivocas bruja asquerosa de m…, éstas zapatillas me las dio la bruja buena del norte, y nada de lo que tu hagas podrá hacer que yo te las entregue and shit.- Le respondió muy enojada la capitalina visitante. –Si quieres tenerlas, tendrás que quitármelas-

Dicho esto, la occidental se lanzó encima de la pequeña Dorothy intentando arrebatarle con sus asquerosas garras los carmines que ahora llevaba en sus interlomenses pies.

-Neverela!- rugieron Toto, el hombre de hojalata y la leona. –Antes que le pongas una mano encima a la Dorothy, nosotros te ponemos una madrina bien dada.-

-jajajajaja y más ja. -Nada de lo que ustedes puedan hacerme me hace daño, lo que es más, no solo me quedaré con las zapatillas, sino que además me los voy a chupar a todos!.-

Pero la bruja no contaba con la astucia del espantapájaros, quien hizo su aparición triunfal con un T-Fal en mano, dándole con éste en la cabeza a la tipa harapienta de occidente y dejándola inconsciente en el piso. La verdad es que no es la primera vez que ella termina inconsciente en el piso, pero es la primera vez que el motivo no es una tremenda borrachera, lo mismo que su paisana Denisse de Belanova.

-Gracias- gritaron todos al nuevo héroe. –No se que habríamos echo sin tu ayuda- agregó Dorotea.

-De nada, me encanta poder ayudar. Me llamo Gualy Mu, pero mis amigos me llaman espantapájaros.-

-Hey, yo te conozco, claroooo- le dijo el hombre de hojalata al espantapájaros. –Nos tenemos en el facebook and stuff. Deberías de acompañarnos a Ciudad Esmeralda, cada uno de nosotros iremos con el mago de Oz a pedirle algo. ¿Qué dices?-

-Excelente, ahora que lo mencionas, me encantaría tener INTELIGENCIA. A veces siento que hasta las pájaras son más astutas que yo. Vamos pues, sigamos el camino amarillo, el palacio del mago no queda muy lejos de aquí-
Nuevamente tomados de la mano, y entonando canciones divertidas, los 5 amigos se disponen a partir en rumbo de la búsqueda de su felicidad. Mientras se alejan, el hombre de hojalata voltea para ver por última vez a aquella criatura que dejó atrás en el camino, pues esperaba no volvérsela a topar jamacienta.

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