lunes, 30 de marzo de 2009

Escenas 6-9

Escena 6

La fría madrugada es muy joven aún cuando el despertador en el departamento de Diana comienza a sonar, sin embargo los regios se encuentran teniendo plácidos sueños y les impide reaccionar a uno o a otro de inmediato. En el proceso, Marco tiene entre sueños un retroceso del tiempo, 10 años atrás, en algún momento en la carrera que Dianita y él emprendieron al mismo tiempo; recordó lo inseparables que eran, casi como mellizos. Recordó risas, bromas, lecciones, estudio, regaños, todos esos años pasaron rápidamente en el sueño justo antes de estirar la mano para apagar el despertador e ir a anunciarle a Diana que el taxi que la llevaría al aeropuerto está por llegar.

Diana llegó a vivir a Guadalajara casi por sugerencia de su amigo Marco, quien de alguna manera le había contactado con el hospital que a ella le encantara para hacer su especialidad casi 4 años atrás. Al principio él se sintió tan culpable de ver partir de su lado a su amiga entrañable, pero poco a poco fue comprendiendo que su sugerencia había sido solamente fruto de un mandato del destino, pues la joven Garza tenía que conocer al amor de su vida en éstas tierras, donde el viento sopla con distintas temperaturas según los ánimos de los lugareños. Él no es tapatío, ni siquiera es mexicano, pero su destino también lo trajo a éstas tierras donde cualquier semilla eclosiona y da grandes arbustos, todo con el fin de que conociera a la regia y conquistarla y ser conquistado.

Ahora él no está aquí y ella ha de ir a su alcance, pues el destino así lo había indicado desde antes que se conocieran. Una vez mas, Marco recuerda que las cosas suceden por algo, cuando se requiere que sucedan, pues la vida en sí es energía en movimiento.

Una vez lista, Marco le ayuda a bajar las maletas por las escaleras, las sube al taxi, y con un abrazo nuevamente se despiden y por última vez en esa inmensa ciudad, para cada uno seguir con sus propias vidas lejos de ella, en ciudades diferentes, con la esperanza de que la vida algún día les permita volverse a ver y abrazar, pero a sabiendas de que aunque estén lejos uno del otro, siempre estarán conectados; el destino forja en los humanos lazos inquebrantables en algunas ocasiones. Se cierra el círculo.

Un hasta pronto breve y Marco vuelve a la cama para intentar dormir un poco más, mas tarde tendrá que regresar a la exposición a seguir con la empresa que lo trajo a la capital de Jalisco una vez más. Lo que le impide dormir rápidamente no es la falta de sueño, ni el gélido aire que sopla afuera, sino la extraña sensación de que seguirán ocurriendo cosas importantes en lo que le queda de estancia por esos lugares.



Escena 7

Por error de programación del despertador se levanta tarde, así que rápidamente corre a la regadera y se ducha; mientras se cambia timbra el teléfono, tiene que correr a la estancia a contestarlo. No alcanza a llegar, pero lo que mas le agobia ahora es descubrir que por la ventana de la estancia, lo saludan los franceses a quienes había saludado en la parada del colectivo la noche anterior. Deseó ser tragado por la tierra o raptado por los extraterrestres en ese momento; ¿por qué no recordó que su ventana y la de los vecinos extranjeros están de frente?. De haber sido así, no hubiese corrido al teléfono en pura ropa interior.

Con el sol brillando en el cielo tapatío, Marco corre hacia la expo. Llega justo a tiempo para escuchar unas cuantas pláticas que le interesaban mucho, para presentar su cartel y posteriormente pasar a comer al Hilton, cortesía de algún nuevo laboratorio.


La comida deliciosa, la sobremesa de lujo, el vino tinto también, pero la atmósfera de tranquilidad de repente se vio interrumpida por un estriduloso trompetazo seguido de violines y voces varoniles: un mariachi!. Que curiosos vestuarios, pero que bien se ven. En mejor momento no pudieron haber aparecido, pues le hicieron recordar al regio que en ninguna de sus visitas anteriores le había tocado escuchar a alguno, y en ésta ocasión, Guadalajara se despedía a su manera del amigo norteño. Marco sonríe, con algo de nostalgia y nuevas emociones, después de todo se da cuenta que esa ciudad lo ha tratado como rey en cada uno de sus viajes, y si bien tal cual se lo decía su exnovio al oído, ahora las trompetas y cuerdas de aquel mariachi se lo estaban recordando.


Afuera 26 grados Celsius, Marco comienza a sospechar que los tapatíos no tienen nada k ver con los cambios de temperatura. Y mas vale que así sea, porque ésta noche comienza el fin de semana. Él se encuentra con todas las intenciones de salir a divertirse, pues no se encerrará para no recordar antiguas rutas que lo llevaban a lugares de mucha diversión, ahora da igual. Aún y cuando Saúl estuviera justo enfrente de él, ya no causaría las mismas emociones que antes. Él está listo para la ciudad ésta noche, pero, la ciudad lo está para él?. Quizá los franceses, que ya lo conocen en ropa interior, se encuentren en su camino; quizá los coreanos, quizá más tapatíos, quizá algunos otros regios k radican aquí o que andan de visita.






Escena 8


El futbol jamás ha sido de su completo agrado, ese es el motivo por el que no se ha unido al grupo de neonatologos regios que irán al estadio llevados por otro laboratorio ese mismo viernes por la noche; se trata del partido Monterrey - Guadalajara, lo cual le da exactamente lo mismo.En distintos puntos de la ciudad, pero simultáneamente, Lety Díaz yace dormida en la habitación de su amiga, Marisela Pérez da un paseo por Tlaquepaque, los neonatologos regios beben cervezas en el estadio, los jugadores del Monterrey y del Guadalajara salen a la cancha para el encuentro y Marco se arregla para salir de paseo.

Carlitos, otro de sus amigos tapatíos, es quien pasa por él para salir a algún bar, no sin antes tener una amena charla, esperando a que sea un poco mas tarde.
Carlos irá a Europa y pide al regio algunas opiniones respecto a los lugares que debería visitar; de repente, llega un mensaje de texto al celular de Marco. Se trata de una noticia importantísima: Los rayados le ha ganado a Tecos!. Obvio es que los neonatologos, quienes saben de la poca emoción que a Marco le despierta el futbol, tienen un poder sobrenatural muy fuerte para adivinar que tenían que mandarle ese mensaje para recordarle que cualquier asunto regio que tuviera pendiente con Guadalajara, ha sido superado.

Noche de Fiesta en el Circus. Nada realmente importante puede acontecer ahí, de manera que las horas pasan y es tiempo de regresar a casa. Pero la noche tiene algún otro simbolismo guardado bajo la manga. Los amigos, quienes salieron de aquel lugar con hambre, acuerdan ir a cenar antes de llegar a casa. ¿A dónde llevaría el tapatío al regio a cenar?, ¿acaso al mismo lugar donde su ex lo llevaba cada que salían de fiesta?. Si, exacto, no podía ser de otra manera, y es que el viento frío que nuevamente se siente por la madrugada, explica que todos los tapatíos son iguales y terminan actuando y pensando igual y terminan yendo a los mismos lugares. Aún así, no tiene nada de que quejarse, pues bajo las circunstancias que sean, ese lugar es muy rico y la verdad de las cosas es que siempre que había sido llevado ahí, había sido con las mejores intenciones de saciar el hambre que al visitante suele darle por las madrugadas de fiesta, y ésta no era la excepción, solo que el tapatío amable de ésta noche llevaba otro nombre. La cena supo a gloria como siempre, pero ya es tarde y hay que irse a dormir, pues Marco aún tiene pendientes en el congreso por la mañana.




Escena 9

Un despertar tranquilo en una mañana nada fría. Es sábado de congreso, de premiación, de clausura, de hasta prontos.

Algunos apellidos que llenaron las inmensas salas del centro de convenciones ya no se escuchan: Iruegas, Pérez, Ugalde, Hernández y Castillo ya se han regresado a Monterrey, y en el transcurso del día todos los demás. De los regios, solo Díaz e Ibarra están presentes en la ceremonia de premiación. Ambos presentaron cartel, ambos tenían asuntos pendientes y círculos personales que cerrar en Guadalajara, ambos ignoraron a aquellos seres queridos que se oponían a su viaje a la perla. Pero sin ponerse de acuerdo, en Monterrey llenaron sus maletas de coraje y determinación para concluir de una buena vez aquello para lo que todas sus vidas se habían estado preparando.

Ni Marco Ibarra ni Lety Díaz fueron llamados al frente para recibir un diploma de primer o segundo lugar o alguna beca para un congreso internacional, sin embargo, esa mediodía recibieron un trofeo y un reconocimiento por su entereza, por su fuerza, por su valentía y por su resistencia al poder respirar durante todos esos días el mismo aire que el que respiraban aquellos que un día fueron el amor de sus vidas y que ahora solo son sombras de un pasado bien vivido. Al parecer, el comité de premiación del evento sabía perfectamente la ambigüedad de la presencia de ambos en ese congreso. El fuerte aplauso de todos los congresistas a los dos ilustres residentes de neonatología de Monterrey, han hecho vibrar los corazones de ambos, y eso es bueno, porque no ha pasado mucho tiempo de cuando ninguno de los dos creyera que tendrían mas corazón. En la enorme sala la ovación es absoluta.
Ahora si, Díaz e Ibarra podrán regresar a casa con trofeo en mano, orgullosos como siempre lo han estado de si mismos; que pena que por un tiempo hayan olvidado lo mucho que valían. Ambos podrán regresar con las mismas maletas con las que vinieron, pero con la seguridad de que ese peso que Marco sentía de más en su maleta al llegar a Guadalajara, ya no estará presente a su regreso. El destino les había puesto un sobrepeso por alguna razón, pero habiendo hecho de las suyas, ya lo habría quitado.



El congreso ha sido clausurado, mientras en alguna sala contigua se inauguran EXPO TU BODA y BECATON 2009. Miles de jóvenes estudiantes y futuros matrimonios han llegado hasta aquí con un brillo en sus ojos que solo la ilusión brinda, ese brillo del que carecían las pupilas de Saúl la última vez que Marco lo vio. El tapatío no quería que se notara y quizá esa haya sido la razón por la que evadía mirarlo fijamente a los ojos.

Es hora de comer, así que Lety y Marco se van a algún lugar típico a ingerir algún platillo coquetón con lo que celebran su triunfo para posteriormente despedirse temporalmente, se reencontrarán pronto en la siempre cálida Ciudad de las montañas, donde la gente le sonríe a la gente, a los animales y a las cosas, donde los cerros otorgan fuerza y empuje a sus habitantes con su sola presencia, donde los árboles no crecen mucho para no ocultarles demasiado el sol a sus habitantes.

domingo, 29 de marzo de 2009

¿Yo?... yo por la acera de enfrente

Los conozco a todos. Los he visto nacer, los he visto crecer y los he visto morir. Los he visto vestirse y desvestirse. Conozco su sonrisa real y la que fingen. Conozco su doble moral y sus deseos mas carnales. Conozco su fé y su devoción, y les conozco cada uno de sus siete pecados, aún los que tratan de ocultar.


Los he visto enamorarse y desenamorarse. Los he visto caer y nunca levantarse. He escuchado sus carcajadas y su llanto. He sentido su desesperación, he olido su angustia, he probado su egoísmo, he oído sus autoderrotas previamente anunciadas, he contemplado sus habilidades para inspirarle lástima al prójimo.


Me saludan en el ascensor, me acompañan a comer. Bailan conmigo, beben lo mismo que yo. Muchos disfrutan también de las mismas cosas con las que yo gozo.


Muchos son seres queridos, muchos son seres indeseables.


Y me refiero a “ELLOS” sin incluirme, porque yo soy diferente. Sabiéndome leal y honesto, simpático, alegre y trabajador; conociéndome proactivo, sociable y humano, fuerte, tenas y quizá un poco obstinado; soñador y quizá un poco iluso; y para no rayar en la egolatría, dejaré de enlistar mas calificativos.


Lo siento, ELLOS tendrán que seguir su marcha por la vida y yo la mía. Ésta vez me cercioraré de no enrolarme con ninguno de ELLOS, para lo cual entiendo que la manera mas fácil de conseguirlo es marchando por la acera de enfrente.


Y pensar que toda esa filosofía tan profundísima me la compartío mi paisana Gloria Trevi en uno de sus grandes éxitos de los 90’s: Que caminen por ahí…. Yo por la acera de enfrente!!!

Escenas 3,4 y 5

Para los que no las habían leido y les han gustado, hoy publico otras 3 escenas del último capítulo de mi primera temporada. Espero les sigan gustando.

Escena 3

Las mañanas son frías en Guadalajara, y es que la gente de por ahí tiene un algo que logra disminuir la temperatura de lo que sea que toquen.

Suena el despertador y ambos regios despiertan algo confusos, aún bajo algunos efectos del alcohol consumido la noche anterior. Se levantan y Marks se mete a bañar para posteriormente arreglarse de gala para la presentación de su cartel. Toma un taxi, se dirige a la expo Guadalajara.


El sol brilla, comienza a encenderse un calor interno dentro de él. Quizá sean los nervios producidos por el conocimiento de la presencia de otros 3500 neonatologos de toda la república en el evento al que ha acudido. Mientras se inscribe, llegan a su mente flashazos de la noche anterior, en donde Madame Sazú, una de las invitadas de la regia adorada, le dijo que la persona con quien tiene asuntos pendientes está en la ciudad y no en el extranjero al que no pertenece. Con éstos pensamientos asaltando su mente, ahora se cuestiona a si mismo: ¿He de llamarle?

Los organizadores del evento escoltan al amigo de la sultana al lugar donde ha de publicar su poster. En el camino se encuentra con caras conocidas de hace tiempo, entonces entiende que su círculo se está cerrando: la gente de Monterrey está en Guadalajara, e igual que él, han de regresar a su tierra a continuar con sus vidas.

Buenas pláticas ese día en el congreso, excelentes y muy expertos expositores y para concluir el día de congreso, el cartel de Marco es seleccionado para seguir participando en la siguiente fase, la cual se realizará al día siguiente. Todo parece ir en orden, Marky lo está logrando.

Escena 4

La gente tapatía no es fría en todo momento, así que la temperatura de la ciudad a las 2 PM es de 20 grados, clima perfecto para que los representantes médicos de laboratorios varios, lleven a los expositores a comer a un lujoso restaurante, donde Marco decide dejarse consentir y empieza a tomar bebidas tropicales como si estuviese deshidratado.

Para entonces se había dado cuenta de que para cerrar bien el círculo, tenía que confrontar y superar toda emoción que ésta ciudad representara, y el asunto Saúl aún hacía mucho ruido en su interior. Cuatro cervezas y el aliciente de su amiga Lety fueron suficientes para encontrar el valor de agarrar el teléfono público y llamarle al tapatío...
-Saúl: ¿bueno?
-Marco: Si, ¿el Sr Lomelí?
- Saúl: si, ¿diga?
- Marco: hahaha, ¿qué onda?, soy Marco! Solo para ver si estabas aquí, decirte que yo ando acá y ver si podríamos vernos para platicar.
- Saúl: ¿Qué onda?, no te reconocí... menso... si, claro, cuando te desocupes márcame... ¿como a las 7:30?- Marco: Sale, bye

Que impacto, lo hizo; a pesar de las recomendaciones de muchos, Marco le habló y le pidió que se vieran. Sinceramente él pensaba que su ex se negaría, y sin embargo accedió de una muy extraña, pero buena manera. Mientras esa hora llega, a seguir aprovechando la estancia en el restaurante.



Escena 5


Marco se apresura a llegar al depa de su amiga. En su camino reconoce perfectamente las calles y avenidas por las que su exnovio solía pasearlo para llevarlo a tantos lugares ricos y coquetos; es regio, y eso explica que sienta nostalgia, es inevitable; pero también extraña la inmensidad de las montañas de su tierra y el olor a cabrito al pastor, los calores infernales del verano, el cauce sin agua del río que atraviesa su metrópoli y a su familia y amigos, es normal todo sentimiento, es humano, todo está en orden.

En el departamento se baña, pues aún olía a congreso, a mariscos y a micheladas sin clamato. Elige un outfit apropiado para tal ocasión: camiseta negra de Soho con escote semipronunciado, jeans Zara de corte straight con detalles vintage, chamarra roja muy de ondita de Sfera y unos tenis negros comodísimos de Flexi. La fragancia seleccionada para esa ocación fué Black de Kenneth Cole.

Es la hora, el lugar está a 5 min caminando, así que se emprende a su probable último encuentro con aquel hombre al que considerara, en un pasado nada lejano, tan sensual y atractivo, pensando dentro de si y aún con temor, de que al verle, quizá enloquecería y se lanzaría a su cuello para no soltarlo nunca jamás.

Y ahí estaba él, al doblar la esquina de Providencia y Pablo Neruda, en un outfit antes visto, pero ésta vez con facies inexpresiva (muy sobreactuada por cierto). Entonces Marco recuerda que así son los tapatíos y que precisamente es esa la razón por la que la temperatura ha empezado a disminuir nuevamente. Pero los regios no ocultan las cosas, y con una sonrisa perfecta de pediatra le saluda con la mano, luego con un fuerte abrazo y nuevamente un saludo de mano, como se acostumbra en su tierra. Pero la noche es fresca y el ánimo de él y el de todos los tapatíos no se modifican con tales actos.

Café lleno de gente, escenario perfecto para un enfrentamiento sin violencia física o verbal de cualquiera de las partes; ordenan sus bebidas y pasan a su mesa.

Marco trató de repasar rápidamente mientras entraban, todas las posibilidades de charla y/o ataque de aquel raro espécimen a su persona, pero el mundo gira demasiado aprisa, las cosas no salen siempre como uno las espera y aquel que se dice inteligente se adapta a los cambios de su medio ambiente. Repentino cambio de estrategia, no habría de hablar de lo que pasó entre ellos, de las cosas que lo lastimaron y que fueron responsables de noches de llanto, días de no probar alimento y pérdida del sueño y peso, sino que mas bien lo cuestionaría de lo que ha pasado en su vida desde que perdieron contacto.

Entusiasmado de verdad, le interroga sobre su vida actual, y en la primera respuesta de él, Marco obtuvo además las respuestas a todas sus otras dudas aún no cuestionadas. Saúl evade en todo momento la mirada auténticamente atenta del que fuera la mejor pareja que había tenido en sus casi 30 años de vacua existencia; ve hacia la ventana, hacia el piso, hacia su té herbal, a sus manos. La verdad es que su mirada está tan dispersa como sus comentarios.

Saúl se esmera en decir, aún con facies inexpresiva, que es muy feliz ahora, porque al fin está viendo cuajar sus sueños de años. Marco reconoce de inmediato que no es así, pero encuentra paz en su interior al descubrir que él no será quien siquiera intente sacarlo de su viaje mental sin rumbo, como quizá lo hubiese intentado hasta cansarse, si se lo hubiese pedido algunas semanas atrás.

El mundo gira muy rápido, y aquel por quien hasta hace poco lloraba y por quien sintió que podría llegar a entregarlo todo, ahora se convertía en blanco de su compasión y de su lástima. Poca gente ha inspirado en el regio tal sentimiento, motivo por el que ahora más que nunca, está convencido de que Saúl, después de todo, no es el indicado.

La noche sigue refrescando y la razón son las palabras de Saúl, las cuales siguen sonando sin eco, siguen sin tener algún sentido coherente, siguen sin parecer las palabras de una persona de su edad y con su preparación. Entonces, al sentimiento de compasión y lástima que ya comenzaban a incomodar la tranquilidad de Marco, se añade ahora el miedo; miedo de saber que la persona que había perdido, mas bien se estaba perdiendo a si mismo, sin rumbo y sin ambiciones razonables.

El mundo gira muy rápido, así que rápidamente transcurrió una hora llena de constantes contradicciones. Ya es hora de partir para Saúl por cualquier pretexto que al regio no le interesa; Marco le otorga a su ex su bendición, y la reciprocidad que no se había dado en meses al fin se dio. Saúl se insinúa a llevar a Marco al departamento de Diana, pero ni siquiera eso necesita de él, el encanto se ha roto en todo el sentido de la palabra. Por alguna razón, mientras el regio se alejaba caminando, el tapatío le grita: GRACIAS!!!


Marco, quien vestía sensual esa noche, camina regocijado por las calles de Providencia, saludando a un par de franceses que se bajaban del colectivo, mientras se da cuenta de que esa sensación rara de haber ganado una batalla que ni siquiera se inició, fue consecuencia de la mirada, las intenciones y los comentarios distraídos del entrevistado de la noche, así como también de lo bien que se sentía por regresar a casa con las manos y el corazón vacíos; y es que, ¿de qué otra manera se pueden llenar ambos si no se vacían primero?

Diana, quien esperaba ansiosa en la sala, se entera de todo primero; el abrazo entre ambos regiomontanos es más que el abrazo de hermanos que siempre se dan cuando se ven, es el festejo por el inicio de una nueva era para ambos, y de donde ambos vienen, los festejos se acompañan con abundante comida y bebida.



La noche sigue enfriándose. ¿Será porque al despedirse de Saúl, Saúl mencionó que al día siguiente le avisaría si se hacía algún plan, y mientras se encuentra tramando algo?

El calor de dos regios durmiendo aún en Groenlandia, no se minimiza por esas circunstancias propias de gente y lugares muy distintos a los k ellos conocen.

sábado, 28 de marzo de 2009

Trailer...

Estuvo dormido y ha despertado...

Dejó atrás muchas cosas, pero tomó consigo otras para empezar de nuevo. Muchos rostros que estuvieron muy presentes, ya no lo estarán mas, y otros nuevos harán su aparición...

A partir de la primera quincena de Abril, esperen el cominezo de la segunda temporada.

Después del aplaudido éxito del cierre de la primera temporada, éste blogger servirá de plataforma para publicar la segunda temporada de mi vida. Después de un descanso de dos meses, retomaré la escritura narrativa y surrealista para compartir con algunos (o con todos) las experiencias vividas...

Peeeeeeeeeroooooooooooooo, mientras eso ocurre, hagamos una recapitulación del último capítulo, dividido en 13 escenas...



Escena 1:


En los últimos días ha tenido que tomar decisiones importantes y han ocurrido una serie de cosas que lo tienen tenso. Cada uno de sus 183 centímetros de estatura y sus 76 kilos de peso se encuentran nerviosos, aunque trata de calmarse. Su piel canela toma ahora un tinte ictérico como presagio a la tempestad que se aproxima.

Bajo éstas circunstancias, Marco Ibarra llega al aeropuerto internacional de Monterrey. Fue llevado y despedido por su mamá, a quien tanto quiere y admira, y en compañía de Karla, su hermana; no hay mejor manera de empezar un viaje como éste. En tan importante momento de su vida, los de su sangre tenían que estar presentes, así como lo ha sido desde el inicio de su vida.
Es fácil transitar dentro de un aeropuerto organizado, bien señalado y muy iluminado, pero dentro de él crece el miedo de que el rumbo fijo que la luz le brinda en éste momento, se pierda en la oscuridad de los recuerdos.


La sala uno lucía tan llena como todas las anteriores ocasiones en las que él hizo sus cortos, pero siempre plenos viajes a la perla de occidente; sin embargo, ésta vez se sentía tan vacía, aún así, no hay motivo para dar marcha atrás. Asciende al avión con su mochila en la espalda y el cartel en mano. Aquel cartel fue el último diseño de su exnovio para él.

Había seleccionado estratégicamente el asiento 4C para que en el caso de que la ansiedad le ganara, tuviera la posibilidad de saltar del avión en cualquier momento; después de todo, Marco había enloquecido, o al menos ante los ojos de muchos.

El avión despega, no hay gloria en otro despegue exitoso más para Interjet. El avión viaja a una velocidad permitida y en la altura planeada, no hay gloria para el piloto que se dirige por enésima ocasión a la capital de Jalisco. El piloto anuncia su arribo a la ciudad de GDL, debería haber gloria para todos los pasajeros pues en las pantallas se proyecta su aterrizaje, pero para Marco mas bien hay vacuidad, después de todo, ¿qué sentido tiene aterrizar en una ciudad en donde si salta no habrá quien detenga su caída?
Escena 2:


El escenario es sombrío: un descenso del avión en un aeropuerto "internacional" de una gran urbe a través de unas escalinatas que llevan al medio de la pista no es alentador. Subirse a un bus que lo deja dentro de la terminal, es poco elegante. Llegar a recoger maletas en una sala medio alumbrada hacen sentir a cualquiera que puede errar su rumbo, aún más al regio quien empieza a sentir que quizá los demás tenían razón y jamás debió haberse aventurado a viajar a una ciudad que solo le traería dolor al recordar las cosas felices que fueron ahí y que ya no son, ni serán.
El joven Marco siente su maleta mas pesada que cuando salió de su departamento, quizá el destino había colocado mas peso en ella para que se diera cuenta lo mucho que tendría que batallar para lograr su objetivo, si es que lo lograba; y es fácil pensar en el fracaso cuando al acercarse a la sala de espera del aeropuerto en remodelación, de sus ojos comienzan a brotar lágrimas, de esas que queman la piel de las mejillas cuando escurren por el rostro. Se da la vuelta, pero no para regresar, solo para retirar ese exceso de humedad en su rostro, y luego continuar con su plan.

No hay un ser amado esperándole junto a ese kiosco de revistas, donde siempre el anfitrión que esperaba al regio viajero, era sorprendido por el que llegaba; a pesar de ello, en sus ojos no se vuelve a producir la misma reacción. Su amigo Mauricio lo espera afuera, no se necesita más que eso para llegar a tierras tapatías y continuar con lo acordado.

Marco se incomoda al descubrir otro simbolismo en su osado viaje: una persona a la que conoció el mismo día k a su ex, es quien ésta vez pasa por él al aeropuerto; todo está relacionado a lo mismo. Las cosas no pueden ser de otra manera, puesto que éste viaje fue diseñado para cerrar círculos, de modo que todas las señales deberán seguir apareciendo como hasta ahora para hacerlo sentir que se encuentra cerrando el círculo por completo.

Es difícil platicar con alguien como Mauricio en el camino de la terminal aérea al departamento en Providencia de Diana Garza Sandoval; no es por su culpa, sino del ambiente tan denso rodea todo esto. El buen Mau se esmera en llevar una buena plática y lo consigue a pesar de los abrumados ánimos de Marquito; entonces el frío k se sentía aún por debajo de la chamarra del regio se empieza a disipar, todo gracias a la buena fe y buenos comentarios del tapatío.

Llegar a la morada de Diana en medio de un bullicio de otras tapatías resulta algo extraño, pero reconfortante. Dentro se sentía la calidez de algunas paisanas de aquel gélido exnovio del regio, quien hacía unas semanas se había fugado a su supuesta natal Nueva York y que ahora había vuelto a Guadalajara a arreglar algunos asuntos pendientes, trayendo consigo de esos vientos invernales del norte. Entre tanta gente agradable se vuelve a iluminar el panorama.

sábado, 21 de marzo de 2009

Be mine

¿Quién olvida las películas que son narradas a través de la música?
Chicago, Mary Poppins, Mouline Rouge, Mamma mia... y desde luego HIGH SCHOOL MUSICAL jajajaja
Las amamos y nos demuestran que la musica es todo un arte que es capáz de contar una historia.
Otras pelis no musicales, son inmortalizadas por su musicalización, así el caso de The good, the bad and the ugly tiene su entrada inolvidable; Starwars tiene su Imperial march, City of angels tiene a Iris, Great xpectations tiene Life in mono, etc...

Bueno, pues como una mezcla de ambas corrientes, mi vida, como la de muchos, puede ir siendo contada por las experiencias vividas por alguien mas, y que lo plasman primero en papel, y luego lo expresan de manera sublime con las notas exactas para hacernos sentir mas intensamente lo que ya estamos viviendo.

Y no es que sea yo chismoso ni nada, pero ya les contaré muchas cosas que quisá algunos ya sepan, mas éste no es el momento. Ahora es el momento de poner mi primera entrada en éste blogger y así lo haré.

Mi canción del mes de Enero, una rola ya guardada en mi biblioteca musical, la cual es muy amplia y variada. Estuvo ahí, nunca significó nada, hasta que ocurrió lo que tenía que ocurrir y sufrí por alguien como tenía muchos años que no lo hacía.

jejeje, espero no se identifiquen con ella nunca, y si lo hacen, busquen ésta rolita de Robyn: BE MINE

It's a good thing, tears never show in the pouring rain
As if a good thing ever could make up for all the pain.
There'll be no last chance to promise to never mess it up again
Just a sweet pain of watching your back as you walk
As I'm watching you walk away

And now you're gone it's like an echo in my head
And I remember every word you said
It's a cold thing you never know all the ways I tried
It's a hard thing faking a smile when I feel like I'm falling apart inside

And now you're gone it's like an echo in my head
And I remember every word you said

And you never were, and you never will be mine
No, you never were, and you never will be mine

For the first time, there's no mercy in your eyes
And the cold wind is hitting my face and you're gone
And you're walking away
And I'm helpless sometimes
Wishing's just no good
Cause you don't see me like I wish you would

Cause you never were, and you never will be mine
No, you never were, and you never will be mine

There's a moment to seize everytime that we meet
But you have always keep passing me by
But you never were, and you never will be mine

(I saw you at the station, you had your arm around
What's her name? She had on that scarf I gave you
You got down to tie her laces)

Cause you never were, and you never will be mine
(You looked happy and that's great)
No, you never were, and you never will be mine
(I just miss you, that's all)

Cause you never were, and you never will be mine
No, you never were, and you never will be mine

There's a moment to seize everytime that we meet
But you have always keep passing me by
No, you never were, and you never will be mine
Cause you never were, and you never will be mine
No, you never were, and you never will be mine

There's a moment to seize everytime that we meet
But you have always keep passing me by
No, you never were, and you never will be mine